En los últimos tiempos se ha puesto, muy de moda, un término para definir como deben ser los objetivos de los componentes del equipo comercial, o de cualquier otro departamento.
El término elegido es SMART, traducido del inglés: INTELIGENTES.
Se trata de un acrónimo donde cada una de las letras hace referencia a un término o concepto que debemos tener en cuenta, a la hora de definir los objetivos citados. Veamos cuál es cada uno de los términos:
S = Specific = específico
M = Measurable = medible, en traducción libre
A = Attainable = alcanzable
R = Relevant = relevante
T = Timely = en un tiempo concreto
Si leemos de arriba hacia abajo, nos aparecerá el término SMART, antes comentado.
Bien, no sé si tu encuentras a faltar algo en esos objetivos, yo, humildemente, sí que encuentro algo a faltar. Y ese algo, es el/la actor/a principal de los mismos, es decir, la persona que los debe llevar a cabo.
Por ello defino los objetivos con una terminología algo menos “fashion” y no tan inteligente, en la que si utilizo su acrónimo, nos quedamos con un término tan feo como: MATEM
M = Medibles (coincide con el 2ª de Smart)
A = Alcanzables (coincide con el 3º de Smart)
T = Temporales, fijados en un período de tiempo (equivalente al 5º de Smart)
E = Específicos (coincide con el 1º de Smart, pero con E en lugar de S)
M = ¿?
¿A qué puede hacer referencia la M final?
Pues precisamente al/la protagonista de la historia, la persona que debe llevar a término esos objetivos, por consiguiente, considero que: todo objetivo debe ser MOTIVADOR.
Un objetivo por muy específico, medible, alcanzable, relevante y temporal que sea, si no motiva a la persona que lo debe llevar a término, no tiene mucho sentido, y difícilmente acabará culminándose.
Y ese término, lo siento, pero, no lo veo, en ninguna de las siglas del concepto SMART.
Un apunte final: no hay nada más motivador que pactar, consensuar, vender a nuestro equipo los objetivos y que ellos, nos los compren.
Feliz semana!