Primer objetivo en una entrevista de trabajo

Vaya por delante que no creo en la existencia de un tipo de entrevista mejor que otra en un proceso de selección. Lo que si existen son candidatos/as, es decir, perfiles de personas más válidos que otros para la posición a cubrir y la misión del entrevistador es averiguarlo en un espacio “muy corto” de tiempo.

¿Cómo se hace eso, más allá de los típicos psicotécnicos, test relacionales, etc.?

Ya lo he comentado, no creo en la existencia de una regla fija, y existen muchas maneras de proceder. Y yo, como no podía ser menos, tengo la mía propia.

¿Cuál es el objetivo de la entrevista?, conocer a nuestro interlocutor.

Quizás una buena fórmula para ello sería conocer a su familia, a sus amigos, su entorno, sus compañeros de trabajo (o ex-compañeros) ver cómo se comporta en su vida cotidiana y en su vida profesional.

Como que tal cosa es mera utopía y no vamos a llevarlo a la práctica, en los últimos tiempos recurrimos a las redes sociales, para intentar averiguar algo más de la persona que vamos a entrevistar. También solicitamos referencias de anteriores empresas – responsables directos.

Ahora bien, una vez metidos en materia, cuando ya tenemos a la persona delante, entre las 4 paredes, considero que debemos intentar acercarnos lo máximo posible a ella, para poder conocerla mejor, con la dificultad de contar con un tiempo limitado.

¿Qué pienso que podemos, que debemos hacer, una vez llegado ese momento?

En primer lugar es importante conseguir relajar a la persona, hacer que se suelte, que olvide que está en una entrevista de trabajo. Y eso, aunque no parezca tarea  sencilla a simple vista, es posible hacerlo.

Un/a candidato/a en el clima adecuado de relajación será “más él/ella”, tenemos más opciones de que olvide su guión preestablecido y que se muestre tal cual, así podremos conocerlo mejor, más en profundidad, en su estado “natural”. Para ello no es mala idea hacer que siente en un ángulo de 90º, en lugar de 180º, respecto a nosotros.

Las personas cuando están tensas intentan controlar más, evitan decir según qué cosas, hacer según que comentarios, cuando se relajan es más fácil que no controlen o controlen menos, o incluso que se descontrolen, por lo que se acercarán más a su verdadero YO.

A partir de ahí ya tenemos un mundo ganado, nos será más fácil conocer a esa persona y, en función de la vacante a cubrir, podemos dirigir la entrevista en una u otra dirección, siempre en función del tiempo que tengamos estimado para ella.

Ya podemos analizar como argumenta, como se explica, si escucha o no, ponerla un poquito en situaciones comprometidas para ver como las resuelve, y así un largo etc.

Todo ello, desde un estadio inicial de relajación, en el cual la persona se sienta cómoda, que nos permitirá acercarnos más a ella, conocerla mejor, y cuanto más la conozcamos, tendremos más posibilidades de captar a la persona que más se acerque a nuestras necesidades o a las de nuestro cliente.