Ofertas de trabajo sin condiciones económicas

Observo, o quizás sólo tengo la errónea sensación, que cada vez son más las empresas que se apuntan a la moda de no reflejar las condiciones económicas, en sus ofertas de trabajo.

La otra tarde estuve por espacio de casi una hora revisando las ofertas en LinkedIN y no fui capaz de encontrar una sola que indicara el salario a percibir, ni nada que se le parezca (lo cual también puede ser fruto de mi torpeza). Después me pasé por Infojobs, donde me atrevería a decir que la mitad hacían mención del salario, cuando hace un par de años eran el 99% de las ofertas publicadas.

No sabría decir si es una moda o es la corriente que indican los “expertos” / “gurús” de la selección, lo único que puedo decir es que, cuando fui formado al respecto hace años, me quedó grabada una frase, lanzada por mi profesor en la materia:

  • Indicar las condiciones económicas, en una oferta de trabajo, es una señal de respeto hacia los candidatos.

Además mi profesor siguió argumentando:

  • ¿No les pedimos nosotros su vida y milagros?, pues que menos, que decirles lo que estamos dispuestos a pagarles.

¡Ostras!, y le creí, le creí hasta tal punto que, siempre que publicaba ofertas en las empresas que he trabajado, reflejaba el salario. Actualmente, que selecciono para otras empresas, les recomiendo que me permitan publicarlo.

Más allá de esa señal de respeto al candidato, que comparto al 100%, y que considero justo, también creo que es un elemento de filtro en el proceso.

Ocurre también que, en esa moda de la que hablo, se ha instalado la de preguntar al/la candidatX:

  • ¿Cuánto quieres cobrar?

Recuerdo que hace años me hicieron esa pregunta y contesté “lo mismo que Ronadinho”. Tras las risas iniciales, ella insistió, y yo le pregunté por las condiciones que tenían previstas para el puesto, a lo que me dijo que era confidencial. Es ese momento, quien se rió más fui yo. Evidentemente, fueron ellos quienes perdieron la oportunidad de contratarme.

Supongamos, sólo supongamos

Estoy cobrando 36.000 € pero estoy muy quemado, pero que muy quemado, y estoy buscando trabajo desesperadamente, tanto que estoy dispuesto a irme por menos salario, mi objetivo es cambiar y punto.

Entro en un proceso de selección, y como quiero cambiar a toda costa, acepto un salario de 30.000 €, por decir una cifra inferior.

¿Qué haré al mes siguiente de haber cambiado, cuando cobre la primera nómina y vea la diferencia?

No sé tú, no sé vosotros, no sé los demás, yo sí sé lo que haría: ponerme a buscar trabajo desde un plano más relajado pero, quiero volver a cobrar lo que cobraba o más.

  • ¿Cuánto tiempo duraré en la empresa que me ha contratado por 30.000?
  • ¿Qué coste tendrá esa empresa?,
    • 2 procesos de selección (el de mi incorporación y el siguiente)
    • Mi tiempo de formación
    • Mis salarios en ese período en el cual sólo pensaba en encontrar otro trabajo en línea con mi salario anterior

¿Vale la pena?, ¿es rentable para la empresa?

Hace unos días vi en LinkedIN un artículo titulado algo así como “los grandes empresarios españoles no encuentran candidatos para sus empresas”, titular que procedía de una revista de economía. Leí el artículo y pasé a leer los comentarios de los usuarios, y debo reconocer que me reí, me reí mucho.

Sin leer el cargo de la persona, su comentario me hacía saber en qué lado estaba, si en el de posible candidato o en el de posible empleador.

Y quizás el problema es que hay 2 lados, o 2 bandos o 2 lo que sea, están los que contratan y los contratados:

  • A los que pedimos empatía, cuando la nuestra es cero.
  • A los que les pedimos toda una serie de requisitos: formación, experiencia, conocimientos, habilidades, idiomas y no sé cuantas cosas más y, en contraprestación, no les ofrecemos nada, o algo tan “básico” para un comercial, y que veo en muchas ofertas, como:
    • Portátil y teléfono móvil
    • El equivalente a que en la época de los anuncios en “La Vanguardia” o “El País”, dijeran: te ofrecemos un ordenador 386 con pantalla de fósforo verde y teclado, más una silla y una mesa, donde poder trabajar.

Pero eso sí, pese a que España se encuentra a la cabecera del paro en Europa, los grandes empresarios no encuentran candidatos.

A mi humilde parecer, una oferta con una lista muy larga de requisitos y muy corta en el apartado “que te ofrecemos”, peca un poco de, no sé: ¿ocultismo?, ¿es un no tengo nada que ofrecerte, que valga la pena?, ¿es un signo de prepotencia?

En un proceso de selección es obvio que se debe vender el candidato pero, también se debe vender la empresa, yo quiero trabajar pero, tú, empresa, tú me tienes que demostrar que quieres que yo trabaje contigo, no para ti.

Porque yo como candidato tengo una necesidad pero, tú como empresa tienes otra, de lo contrario no estarías invirtiendo dinero en hacer un proceso de selección, ¿no te parece?